martes, 9 de noviembre de 2010

SR. STEPHEN HAWKING, ¿CUÁL ES EL VERDADERO PROBLEMA DE LA FÍSICA CONTEMPORÁNEA? ¿LOS EXTRATERRESTRES? ¿EL ORIGEN DE 'EL' UNIVERSO? ¿DIOS? ¿O...? (y II)

Anterior: Sr. Stephen Hawking (I)

Lectura previa recomendada: El Principio de Equivalencia y las Ecuaciones de Einstein





SOBRE LA MUERTE DE LA FILOSOFÍA Y EL EXTRAVÍO DE LA VERDAD EN TIEMPOS POSMODERNOS









LAS TESIS DE STEPHEN HAWKING Y SU SÉQUITO: THE GRAND DESIGN



Un poco de ciencia nos aleja de Dios; mucha, nos devuelve a Él. (Louis Pasteur)



       Siga aquí un breve resumen del grand desing que algunos grandes iluminados de la ciencia  contemporánea, por Dios designados pero escudándose detrás de ajenas ideas, las ideas del sr. ensoñador Stephen Hawking, han legado al conocimiento humano a lo largo de la brevísima historia del tiempo durante la que unos entes extrañamente pensantes empezaron a escribir…, y casi al instante, a publicar y vender.



       Lo bueno, si breve, dos veces bueno:



       1)        De lo que no existe nunca se sigue lo que existe: La “teoría” que lanzó a la perdición y a la fama al sr. Stephen Hawking, la famosa teoría de la radiación de Hawking sobre la evaporación de los agujeros negros, es tan absurda como discutir si el octavo día de la semana es laboral o festivo: no existen semanas de 8 días. No existen horizontes de sucesos ni agujeros negros. (ver El simple fenómeno del redshift gravitatorio demuestra la necesidad de la nueva ecuación fundamental de la teoría conectada.)

       2)        De una hipótesis siempre sigue otra hipótesis: En un superventas cuyo título (El universo en una cáscara de nuez) desvirtua ya de entrada una bella reflexión del Hamlet de Wiliam Shakespeare, los astrometafísicos Stephen W. Hawking and cia. sostienen, ¡aparte de que han logrado trascender la primera antinomia de la razón pura de Kant!, que el más extraordinario descubrimiento para la humanidad a lo largo del pasado siglo XX ha sido el de la expansión del Universo, “entendido” como un todo. ¡Bien! Toda vez que ya se ha querido presuponer que el universo entero no es más que una cáscara de nuez, una especie de extraño globo esférico susceptible de ser virtualmente descrito como un todo mediante prosaicas ecuaciones matemáticas (las Ecuaciones de Einstein de campo gravitatorio, que son las que proporcionan el sustento teorético a la pseudoteoría del big bang sobre “el” origen del universo), ¿qué es lo que tiene de extraordinario que un globo se pueda inflar, o desinflar? ¿Tal vez hasta pinchar, reventar y explotar?



       ¡Las leyes de Hawking son divinas! Al menos, los desinteresados amigos de Stephen, los reyes del universo (in)finito, parecen persuadidos de que las leyes de Stephen W. Hawking, sobre cuya fe de verdad aún dudaremos menos que sobre la falsedad de todas sus tesis, han conseguido incluso demostrar que la hipótesis sobre la existencia de Dios es innecesaria. ¿Por qué será que creéis vosotros, que no nosotros, que el pensamiento de Hawking ha desplazado el pensamiento de Dios?

       ¿Por qué será que la filosofía os estorba? ¿La filosofía ha muerto? ('Philosophy is dead', sentencia lapidatoria de The gran desing de Stephen Hawking y Leonard Mlondinow. ¿De dónde sale éste?) ¿Nosotros los filósofos, los que nada sabemos o los que ni siquiera sabemos lo que sí sabemos y lo que no sabemos, también creemos que la Filosofía ha muerto? ¿En qué consiste el arte del no-saber? ¿En qué creen los que no creen y en que no creen los que creen? La filosofía del enmascaramiento y la sospecha está más viva que nunca.

       Pero antes de proseguir con tales sospechas aún tengo que reconoceros, a vosotros, los más glosiosos físicos de toda la historia de la Physis y tan reconocidos por vuestros excelsos best sellers científicos, que acerca de lo que ‘el’ tiempo, ‘la’ verdad, ‘el’ mundo o ‘el’ universo, Dios … puedan ser no albergo ni la más remota idea. Permitidme pues, dada esta mi tan grande ignorancia y ya que con metafísicas monsergas esperémonos nunca más volver a topar, ni tampoco tropezar, algunas preguntas pocas con las que espero despejéis algunas de mis dudas muchas…





EL ETERNO RETORNO DE LAS ARMONÍAS PREESTABLECIDAS...



Cuando resucitan los diablillos, antes Cristo ha sido crucificado.



       ¿Otra Aurora…? ..., … ¿Otra vez Dios ha muerto? ¿Quiénes son ahora los renacidos nuevos sabelotodo que se creen posesos por verdad absoluta?

       Astrometafísicas Hawking enterprises S.A. (sofistas asociados), ¿de veras es el sr. Stephen Hawking en persona, al que de vez en cuando sacáis a ingravitar por el espacio exterior, el que aún sostiene vuestras provocativas, aparte de muy lucrativas, metafísicas estupideces acerca de la innecesaria existencia de Dios? ¿Adónde conducen la Física seria? ¿Dios es cuadrado? ¿No os parece que jamás existirá prueba concluyente alguna en contra, tampoco a favor ninguna, de la (no) existencia de Dios? ¿A esto, vuestro, que no nuestro, concedéis dedicación y tiempo? ¿Interrogantes arrogantes como ‘¿Qué posibilidades tuvo Dios de elegir al crear el mundo?’ o, llanamente, ‘¿Existe Dios?’ tienen nada que ver con lo cientifico?

       Profetas del todo, ¿acaso ambicionáis instaurar una nueva religión posmoderna, otras iglesias? ¿O tan sólo pretendéis sacrificar vuestra tan reconocida, y ya casi secular autoridad, al bien pagado precio de pastorear entre ovejas del rebaño, vosotros, que no otros? ¿De veras os creéis lo que pretendéis hacernos creer? ¿Lo científico, que ensalzáis cual si de algo absoluto se tratase, no es más que un arbitrario juego del lenguaje que se quiera imponer a gritos desde los altavoces mediáticos? ¿Se compra y se vende? ¿Os vendéis y compráis? ¿Tanto sabéis que hasta habéis aprendido a verificar empíricamente cualquier posible contradictio in adjecto, que un círculo es cuadrado o que una paradoja no es una paradoja? ¿Cuánto pesa una tonelada de mentira? ¿Todo vale?

       Metafísicos de la verdad, ¿la eterna filosófica tendencia hacia ‘la’ verdad, ascendente camino de espiritual raigambre platónico, ha quedado ahora reducida a cualquier sobrevenida idiotez que pueda emanar, cual si de absoluta real verdad se tratase, desde alguno cualquiera de los múltiples centros de poder posmodernos que, por ciega selección artificial, ha logrado sobrevivir a base de imponer a los demás su particular, aparte de bien necia, sagrada ley de la caverna? ¿Cuál es el sacrificado arte que os mantiene entronizados sobre solares esferas mientras ‘la’ verdad, ‘la’ justicia, ‘el’ bien,… permanecen encadenados en oscuras cavernas? ¿A qué venenosa sofistería llamáis ahora conocimiento verdadero, o saber científico, así sea vuestra desatinada nomenclatura? ¿Cuál es la cicuta con la que ofrendáis daimones ajenos y cuál será el veneno, resucitados anticristos y crédulos ateos, con el que exorcisaréis vuestros demonios? ¿Qué obscuros y vertiginosos abismos inspirarían a Heráclito aquello de que el camino hacia arriba sea uno y el mismo que el hacia abajo…, …, …?



Se yerra, miente y desmiente en cualquier lenguaje, incluido el certero lenguaje matemático.



       Metafisicoteologocosmonólogos, ¿acaso no son otros que los sofisticados juegos del logos, el tan severamente excluyente y siempre nada fácil lenguaje matemático, los que tanto os facilitan blindar a cal y canto vuestro fructífero sistema de pensamiento absoluto frente a la iletrada opinión de quienes nunca seremos vuestros incondicionales fieles? ¿Acaso pensáis que no nos atreveremos a dudar ni siquiera ahora de que la luz de la razón sea, como dubitaba Descartes con socrática ironía, el bien mejor repartido del mundo? ¿Pues cómo conseguiréis antes hacernos comprender, antes de que no empezemos a dudar de vuestra cordura, lo que ya nunca más volveremos a entender, vuestras grandilocuentes, incuestionables pero tan insensatas verdades?

       Si se demostrara, sin error matemático alguno, que las Ecuaciones de Einstein predicen que las piedras “caen hacia arriba”, ¿en qué creeríais vosotros entonces? ¿En que las piedras caen hacia arriba porque así lo dicen las Ecuaciones de Einstein o en que, precisamente porque no ha habido error matemático ninguno, las Ecuaciones de Einstein, que son las que lo predicen, son falsas? ¿Creéis demostrado que existe un origen absoluto de ‘el’ tiempo o de ‘el’ Universo por el mero hecho de que así lo dicen y dictan unas simples ecuaciones físicomatematicas, las Ecuaciones de Einstein, las cuales, en defecto de sus ceros e infinitos matemáticos, son las que rompen el tejido del espaciotiempo y predicen la existencia de absurdos tales como los agujeros negros y los agujeros de gusano?

       ¿Cuál es la demarcación entre paraciencia y ciencia? ¿Por qué os reís de los ovnis, la astrología y los fantasmales espectros y después nos decís que star trek y stargate son ciertos y que los fantasmas, vosotros, que no otros, no existen?

       ¿Tan toscos y prosaicos sois, arácnidas hormiguitas de dimensiones once, que pensáis que para que algo pueda ser considerado real y científico, incuestionable verdad, basta con que admita ser expresable mediante el ideal lenguaje de la matemática?



Lo más comprensible del mundo es que el mundo sea lo más incomprensible



      ¿Cómo pretendéis, humildísimos profetas del todo que todo lo sabéis, entender el universo como un todo, y hasta el mismísimo pensamiento de Dios, en paz vuelva a descansar, si ni tan siquiera comprendéis lo que acontece durante la caída gravitatoria de cualquier telúrico pedrusco hacia la pétrea superficie terrestre de nuestro tan terrenal planeta tierra (ver El principio de equivalencia de Einstein)? ¿Cómo pretendéis que una simple “ley” matemática, la ley de la gravedad de la ya superada y refutada teoría de la relatividad general, os autorice a negar el Infinito?

       Si ni tan siquiera comprendéis lo que acontecer pueda en uno solo de esos enigmáticos entes celestiales a los que denominamos galaxias (ver Dark Matter), ¿cómo pretendéis después hacernos comprender la supuesta totalidad absoluta de ese vuestro triste gas de nebulosas y galaxias, al que representáis mediante un sofístico tensor matemático de segundo orden postulado ex profeso para “hacer ciertas” las Ecuaciones de Einstein, al que osáis denominar ‘el’ Universo?

       Si ni siquiera habéis conseguido saber cómo cerrar el prosaico círculo matemático de vuestra efímera representación físicomatematica del mundo, vuestra teoría de la relatividad de Einstein es incoherente y destroza la ciencia lógica, ¿cómo osáis clausurar nuestra filosofía eterna, la filosofía de los auténticos filósofos, la de los que nunca sabemos nada, o, como poco a poco estáis viendo, casi nunca nada sabremos?

      Si tan convencidos estáis de que existen ciertas ecuaciones matemáticas que son absolutamente perfectas, acabadas y omniscientes, ‘la’ pura representación de un Mundo geométrico, acabado y perfecto, ¿por qué no creéis luego también en ‘la’ Verdad absoluta y en ‘el’ Dios omnisciente creador de ‘el’ Universo perfecto? ¿Os creéis dioses?

       Por todo ello permitidme pues, por si lo precedente no fuera suficiente, que añada lo siguiente: Si vuestras consagradas Ecuaciones de Einstein de campo gravitatorio fuesen falsas, mal que lo son, entonces vuestra pseudoteoría del bim, bam, bum acerca del origen del universo carecería totalmente del menor fundamento racional. ¿Y fundamento empírico cabal? No sé vosotros, mas cuando acaeció tal origen, tan espectacular fuego de artificio, yo ya no estaba alli…

…y es que paréceme a mí, disculpadme tamaña osadía, que acerca de Dios y de el origen de ‘el’ Universo todos sabemos lo mismo: Nada. Y que es así, ya siendo poca o mucha, o más bien nada, que una ciencia honesta será la que por fin sepa orientarnos, nunca habiendo finisterres, hacia fascinantes e ignotos territorios aún pendientes de descubrir….





…Y EL ETERNO OCASO DE LAS ARMONÍAS PREESTABLECIDAS



En tiempos de muchas verdades el engaño se confunde con lo verdadero



       Kant, grande ignorante y despreciable filósofo, desconfiaba de que los príncipes favorecieran la ilustración de sus súbditos. Eran tiempos otros. ¡Cuán errado Kant anduvo! Ahora somos más los príncipes que los súbditos. Pues en las últimas décadas ha sido tal el fervor por el conocimiento y el regocijo por el saber que no sólo ha sido necesario ampliar las universidades antes ya existentes, sino cuantas nuevas fuese acuciante fundarlas. ¡El saber no ocupa lugar! ¡Nunca fuimos tan sabios! ¡Vanagloriémonos! ...¡Allá va!



       (Sabelotodo pero indefenso frente al engaño, ser trino y uno, indiviso ente compuesto por cráneo, cerebro y mente, el posmoderno ilustrado es el que ha sabido aprovechar su oportunidad de aprender para aprender… nada. ¡Despertémonos! ¡Lucidez a 6 mil pies! ¡Allá va!...)



      ¡microMegas que todo lo sabéis!, en vuestro finito universo no hay lugar para vuestra infinita vanidad. ¡¡Profetas del todo!!, no hay más eterno retorno que el retorno eterno de la cósmica sabiduria humana, demasiado cósmica, demasiado humana. ¡¡¡Metafísicos de la verdad!!!, los de ahora lo mismo que los de antes, ¿por qué tanto os estorba la eterna búsqueda filosófica de la verdad? ¿La Filosofía ha muerto? ¿Por qué será que tanto os estorba la Filosofía? ¿No será porque bastan los más elementales argumentos filosóficos para desarticular incontinenti vuestra moribunda fisicosofastrería? ¡Estorben quienes razón os quiten! (Más perjudica el olvido que la falta de memoria. Cualquiera que aún conserve un mínimo de sentimiento filosófico recordará que el primer gran best seller de Hawking, historia del… no sé qué, con el que picamos el anzuelo más de 9 millones de incautos, ya fue un grand design en toda la regla. Ver el epígrafe de 2001, escrito con… blanca tinta hace ya más de 9 trillones de joviales y alegres años, ¿Cosmogonías o cosmoagonías?, Tractatus Physico-Philosophicus, pág. 21122012).



       (A día de hoy, ¿san Albert Einstein aún creería en las Ecuaciones de Einstein? El verdadero motor para el progreso de la humanidad siempre han sido los grandes genios, y el verdadero obstáculo, sus inteligentes epígonos, aquellos que, sorprendentemente, presumen de entenderlos mejor que nadie.

       Tan admirable es Cristo como repugnantes quienes a martillazos cristianizan, o los curitas que comercian con su carne y su sangre sin creer en Él. ¡Aplastemos al infame!)



       El eterno filósofo ni afirma, no niega ¡reniega! Sin necio privilegio y a cambio de nada que no fuese intempestiva confrontación no buscada, nunca fueron otros que los sabios ignorantes que sólo sabían que no sabían nada, o los que se atrevieron a dudar honestamente de cualquier (im)posible (des)armonía preestablecida, los grandes benefactores de la humanidad que supieron cómo provocar, con independencia insobornable e indomable libertad, el real progreso del saber humano… A tropezones, a muchos traspiés y con pozos tramposos bajo pies, el inexorable avance del conocimiento…



       ¿Agujeros negros, horizontes de sucesos y singularidades… el universo entendido como un todo, el origen    absoluto de ‘el’ Universo, el pensamiento de dios, Dios…? …Perdóname Stephen, basta ya. Todo fue un sueño; el sueño de una noche de verano (Historia del Tiempo, pág. 666). Nadie está en posesión de verdad definitiva alguna. La verdad siempre se busca porque jamás se encuentra.

       ¡Nadie sabe nada! Cándidos reyezuelos de vuestros decadentes universos finitos, mentiréis, mas no engañaréis. Ya nada más vais a imponer a los demás. La teoría de la relatividad está refutada desde el mismo instante en que nació (ver Dark Matter). Los muros y paredes de vuestras santas iglesias hace ya un siglo que emperaron a temblar. Las recientes tesis metafísicas de Stephen Hawking, al fin y al cabo fruto de su enconada lucha por la búsqueda de la verdad, no habrán servido para nada más que para impulsar vuestro despiadado afán de lucro, y para disparar las ventas −esta es mi sospecha, aunque me agradaría equivocarme− de vuestros venenosos best sellers.

¡Quien de veras desee salvar a Stephen que no compre el último libraco “de” Stephen W. Hawking!



       (Todos los famosos textos de las estrellas de la física contemporánea repiten una estrategia similar. Una primera parte en la que el presunto autor hace gala de su gran erudición científica, y en la que aprovecha para recordarnos alguna de las ridículas y ya superadas cosmogonias de las antiguas civilizaciones, y una segunda parte, una vez que semejante erudición ha conseguido adormecer el sentido crítico de quien ha tenido la paciencia suficiente para no arrojar el libro a las llamas, en la que el autor aprovecha para introducir, prescindiendo de fórmulas matemáticas que pudiesen perturbar el débil intelecto del paciente lector, sus fantásticas y modernas… cosmoagonías.

       Con la vana pretensión de que hasta el más tonto pueda entenderlo, hacia el final de Agujeros negros y tiempo curvo, Kip S. Thorne expone su “teoría” de los agujeros de gusano (stargate). Explica que estando él junto a su esposa en el salón de su casa, cogidos de la mano, y aprovechando que en su jardín le espera una flamante nave espacial (cosa de lo más normal, aunque ET prefiere las bicicletas), emprende un largo viaje por el espacio a miles de millones de años-luz de distancia de su esposa. Según sostiene Thorpe, a pesar de esta tan galáctica distancia pero gracias a un agujero de gusano, ¡sin nunca dejar de sostener con su mano la mano de su esposa durante todo el transcurso de su largo viaje!, que siempre ha permanecido en el hiperespacio ésta junto con ésa y ajuntada con aquélla también en el salón o en el jardín o en algún lugar que de tan lejos aún está bien cerca. ¿Alguien no lo entiende? ¿Nos lo creemos? Si lo dicen las Ecuaciones de Einstein…

       ¡Si Einstein levantara la cabeza! Sin duda se trata del bien mejor repartido del mundo, pero la inteligencia es tan sutil que a nadie parécele haberse evaporado.)





EL VERDADERO PROBLEMA DE LA FÍSICA CONTEMPORÁNEA



Con ascenso y descenso, todo fluirá con asombrosa armonía hacia su justo destino.



       Deconstruir…, luego construir. Como acabamos de ver, el verdadero gran problema de la ciencia física contemporánea nada tiene que ver con el muy serenísimo, humanamente inalcanzable, pensamiento de Dios… … …, con la estúpida farsa, con el que será el penúltimo, que no último, totalitarista intento de engaño cuya única necia necesidad no es otra que la lucrativa venta de necios libros, con el cosmoagónico origen absoluto de ‘el’ tiempo, de ‘el’ Mundo o de todos los multiuniversos habidos y por haber. (¿Acaso ‘el’ Universo no es Uno?) Tampoco nada que ver, tal vez mucho con no querer ver, con los imposibles viajes extraterrestres en el tiempo, ni con otras pueriles paradojidades, barbaridades y persistentes atrocidades de similar pobreza intelectual, por no decir, bajeza espiritual.

       Sin embargo, sencillas filosóficas preguntas con sentida fe de verdad como: ‘¿Cómo se consigue instaurar la absoluta relatividad del movimiento (insisto y persisto, por la propia necesidad lógica de su definición, no hay movimiento que no sea relativo)?’, ‘¿Cómo se consigue instaurar la universal invariancia de las leyes físicas?’ o ‘¿Cómo se logra reconciliar la razón (a la teoría de la relatividad le parece obvio que la tierra gira con relación al espacio absoluto (?) y que el sol no se mueve en absoluto) con el testimonio de los sentidos (es obvio, para cualquiera de nosotros, que la tierra está quieta y el sol se mueve…)?’ son las preguntas acertadas cuyas respuestas adecuadas sabrán orientarnos, a la vez que permitirán librarnos de cualquier imposible armonía preestablecida, hacia la consecución de una nueva verdad: La absoluta relatividad del movimiento y la invariancia universal de las leyes físicas.

       Este tipo de preguntas son las que nos remiten, como antes hemos visto, al verdadero gran problema de la ciencia física contemporánea: el casi prehistórico origen de los aporéticos espacios absolutos y sistemas de referencia inerciales de Isaac Newton; y el re-origen, hace ya casi un siglo, de los antinómicos absolutos espacios e/y (localmente) inerciales sistemas de referencia de Albert Einstein

       El grave fiasco que ha provocado el gravísimo atasco de la física contemporánea, y su interminable desfile de paradojas, contradicciones, aporías y antinomias se remonta al espacio absoluto de Isaac Newton de 1687. Y es a partir de la teoría de la relatividad especial de Albert Einstein de 1905 cuando la física ya empieza a tomar los derroteros que acabarán condenándola, por nada saber, a creer que todo lo sabe:



La Filosofía es eterna… ¡La fisicosofastrería ha muerto!





        EPÍLOGO: Las grandes verdades son cosa de sabios. Que ni Newton ni Einstein, grandísimos ignorantes, creyesen haber alcanzado nunca verdad absoluta alguna realza aún más si cabe sus ya de por sí admirables e indiscutibles figuras.

       La teoría conectada, sin duda la mejor teoría de la física desde 1687, no generaliza formalmente la relatividad general de Einstein (ha sido completamente imposible una inclusión lógica al estilo de ‘Einstein se reduce a Newton cuando…’, pues la teoría de la relatividad, por ser contradictoria, rechaza cualquier posible inclusión en una estructura coherente de un nivel lógico superior). Pero no sería yo justo si bien presto y raudo no acudiese a reconocer que la teoría conectada debe casi todo al inigualable genio de Einstein: el tipo de matemática utilizada por mi nueva teoría es exactamente la misma, debidamente reinterpretada, que la que Einstein tuvo el gran acierto de saber elegir cuando investigaba, en ignotos territorios, el modo de generalizar su relatividad especial.

       Tan sólo me he limitado a seguir los pasos marcados por el genio de Albert Einstein. Creo que a Einstein le agradaría la teoría conectada. El buen lector, independiente y libre, sabrá reconocerlo.





       P.D.: Tan efímera es la vida que la eternidad ya apenas parece tener prisa:

       ¿Cuál es el acuciante problema de la física contemporánea? ¿Los extraterrestres? ¿El origen de ‘el’ Universo? ¿Dios? ¿O…?

       El verdadero gran problema de la ciencia física contemporánea son el espacio absoluto y los sistemas inerciales de Newton-Einstein. Así pues luego entonces y por lo tanto en fin y por fin, ¿en qué consiste la nueva revolución copernicana? La nueva revolución copernicana consiste en eliminar el espacio absoluto y los sistemas inerciales de Newton-Einstein.

       ¿Y…? ¿Eso es todo? ¡No! También además apremia…, …, … una nueva revolución copernicana. ¿Todavía no conocéis la “nueva” teoría conectada? Yo, que ya tengo una cierta juventud, hace tiempo que dejé de no ser rebelde.





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